Mindful eating o cómo aprender a comer con serenidad

Mindful eating o cómo aprender a comer con serenidad, en el aquí y en el ahora

Mindful eating o comer con serenidad, aplicando el mindfulness en el momento de la comida, es una de las claves para poder llevar una alimentación saludable, pues no solo se trata de qué comer, sino del ritmo y la proporción adecuados.

¿Cuánto tiempo llevas luchando contra la báscula? ¿Cuánto saltando de dieta en dieta, de libro en libro, buscando el milagro? Ese milagro que te permita de una vez por todas tener unos buenos hábitos alimenticios que regulen tu peso y te hagan sentir bien. Y es que son muchísimas las personas encadenadas a las dietas milagro y adictas al último artículo sin rigor que les da esperanzas para poder perder peso y esos kilos de más que detestan. ¡Llevan años esperando!

Pero… ¿nunca has pensado que quizá ese milagro no exista ni tampoco la dieta perfecta? Los nutricionistas llevan tiempo diciendo que no solo tenemos que aprender qué comer y qué cantidad, sino que hay que cambiar una serie de hábitos que faciliten comer despacio, sin ansia, disfrutando y con la cantidad de alimentos apropiada.

Repite conmigo: mindful eating o alimentación consciente

Comer con serenidad es una de las claves para poder llevar una alimentación saludable, pues no solo se trata de qué comer, sino del ritmo y la proporción adecuados. Muchas personas dicen ser capaces de sentarse en el desayuno, el almuerzo y la cena y saber cómo comer, pero el estrés, la prisa o emociones como el aburrimiento o la frustración les lleva a hacerlo de forma compulsiva, sin serenidad, con más cantidad de la necesaria o incluso picar a deshoras. Cuando comemos de un modo voraz, la comida se convierte en algo más que alimento: se transforma en una obsesión sobre qué comer y qué evitar comer, lo cual nos amarga la existencia. ¡Y así no se puede vivir!

Pero hay una solución. Mindful eating, o alimentación consciente, es comer conforme a los principios del mindfulness; es decir, con conciencia plena. ¿Te imaginas poder sentarte a la mesa, servirte con moderación, comer despacio sin tener que contar las veces que masticas, poder conversar tranquilamente con otro comensal y parar cuando estés saciado? Comer con prisa, atiborrarse pensando en que mañana lo haremos de forma saludable y otro tipo de conductas impiden que comamos con serenidad y aplicando el mindful eating.

Consejos para aplicar el mindfulness a la comida

Si deseas empezar a tener otra relación con la comida, aquí te dejamos una serie de consejos para conseguirlo (más adelante se explican en detalle):

Mindful eating o comer con mindfulness

Como ves, la clave está en: ¡prestar atención al momento de comer! Y es que existe una serie de actividades en nuestra vida que, de tanto repetirlas, dejamos de prestarles atención. Sin embargo, poner atención es el primer paso para reflexionar sobre qué comer, cuánto comer y cómo hacerlo. Si estás en modo piloto automático, es inevitable que te lleves la comida a la boca sin darte cuenta y sin percibir su sabor, textura u olor.

Veamos en detalle esos consejos para desarrollar una alimentación consciente:

  1. Ten un anclaje. Significa tener un elemento que siempre que esté presente nos recuerde que hay que poner atención. Puede ser una vela, un plato o una copa especial, ¡lo que tú elijas! Tu anclaje, que puede ser incluso una palabra, significa “momento zen”, ¡”comida zen”!
  2. Come como si cataras un vino. Se trata de despertar los sentidos antes de empezar a comer: la vista, el olfato o la textura. No significa que tengas que oler exageradamente cada bocado que te llevas a la boca, pero sí tomar conciencia del color, la textura, el olor, el sabor, de cómo se deshace en la boca, de cómo salivas, etc. ¡Disfruta de cada bocado! No comas como un pollo: rápido, sin degustar y tragando a las prisas.
  3. Deposita los cubiertos en el plato mientras saboreas y masticas la comida. Reposar los cubiertos es un signo de no tener prisa. Si los mantienes agarrados, lo normal es que trates de cortar y llevarte otro trozo a la boca sin ni siquiera haber tragado el anterior.
  4. Compórtate de forma amable con la comida. Una persona amable y tierna no come como si no hubiera un mañana. Come con delicadeza, despacio, atenta, disfrutando y con agradecimiento hacia el momento presente.
  5. Estate en el aquí y en el ahora. Apaga la televisión, la tablet o cualquier distracción que te impida estar en el acto de comer. Está demostrado que cuando se come con el televisor, se come más y más rápido. Pierdes la atención sobre lo que comes porque tu atención está puesta en la tele. ¡Nada que ver con la alimentación consciente que buscamos!
  6. Come despacio. Incluso en la pausa del trabajo. Hay personas que comen deprisa pensando en que así ganan tiempo, pero lo que ganan es estrés. Comer despacio no te retrasa tanto pero sí que permite disfrutar del momento. Y cuando te sacies, ¡para! De pequeños nos bombardearon con que no se puede dejar comida en el plato, así que seguimos diciéndoles a nuestros hijos que tienen que acabárselo todo porque hay personas muriéndose de hambre. Lo ideal es servirse la cantidad que realmente nos apetece, pero si te ves lleno… ¡para!
  7. Come sentado. Algo obvio, ¿no? Pues no. Hay personas que comen de pie, que pillan lo que sea en la cocina o en la máquina de vending y lo engullen. Date un respiro. Comer es un placer, pero solo si te rodeas de serenidad. No se puede comer despacio y disfrutando si lo hacemos de pie, como si no fuera un acto importante en la vida.
  8. Mereces alimentos saludables, mereces cuidarte. Si no te mimas tú, ¿quién lo va hacer? Apetece mucho más disfrutar de una ensalada o de un pescado fresco a la plancha que de un bote precocinado, ¿no? Date el gusto de comer cosas saludables, a ser posible elaboradas con mimo por ti. Aquello que cocinas o elaboras con cariño merece dedicarle tiempo y atención.
  9. Conviértete en un crítico gastronómico. Aprecia cada sabor de tal forma que puedas tomar decisiones sobre lo que te gusta más, lo que recomendarías, lo que repetirías como cocinero. Para ser un crítico tienes que aprender a apreciar bien lo que comes y lo que bebes.
  10. Sé agradecido. Comer es un derecho, pero desgraciadamente no está al alcance de todos.

No dejes que un bocado te amargue la existencia. Lo que es un placer no puede convertirse en un tormento. Así que… ¡ánimo con el mindful eating! Y es que la alimentación consciente puede que sea lo que llevas tiempo buscando.

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4 comments

  1. Aurelia Glez-Piñero 16 febrero, 2018 at 16:41 Responder

    Muy útil e instructivo , aún habiendo cosas que conoces , no está mal que te las recuerden en algún momento . Me vino hoy además muy bien ; estaba de bajón . No se me ocurrió otra cosa que pesarme , tenia el mismo peso que cuando comencé la dieta , bien es verdad que llevo haciéndola desde el lunes .Me sentó fatal , pero no puedo tirar la toalla . Te veo en YouTube, me animas ; llevo gran parte de mi vida a dieta, la edad también es un plus , a Dios gracias voy a cumplir 77años, pero no me gusta verme “hermosa “ en mi pueblo . Bueno me he liado cual persiana, yo también quiero cuidarme y por eso estoy aquí contigo. Un abrazo muy fuerte y muchas gracias.

  2. Ina 31 agosto, 2019 at 06:18 Responder

    Muchas gracias, Patricia!!! Siempre es un placer leerte A ver si la semana que viene, con la vuelta a la rutina después de las vacaciones, consigo ir poniendo en práctica todos esos trucos…( Lo de reposar los cubiertos, por ejemplo, me parece súper importante) . A mí lo que más me falla es la ansiedad, comer por ansiedad…
    Lo iré trabajando… Volver a clases de yoga y meditación me ayudará. Lo puedo conseguir!!!

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