Combatir la bronquiolitis en bebés y niños

Todas las mamás hemos oído hablar de la bronquiolitis o bronquitis vírica. Se estima que el 70% de los bebés sufrirá esta infección en su primer año de vida. De hecho, según datos de la Sociedad Española de Neonatología (SEN), cada año se producen cerca de 25.000 consultas de urgencias y 15.000 hospitalizaciones de niños por culpa del VRS.

Desde septiembre a abril el brote estacional del virus (VRS) es la causa más común de hospitalización en niños. Los bebés prematuros, los niños nacidos con cardiopatías y los bebés con enfermedad pulmonar crónica son los que sufren más riesgos ante el VRS, causante de la bronquiolitis.

Hoy vamos a profundizar en qué es, sus síntomas, tratamientos y consejos útiles para ponerle freno a esta infección que tanto preocupa a las mamás.

¿Qué es la bronquiolitis o bronquitis vírica infantil?

La bronquiolitis y bronquitis vírica es una enfermedad infecciosa propia de lactantes y niños menores de 2 años que afecta a todo el tracto respiratorio, pero fundamentalmente a las vías de paso de aire más pequeñas del pulmón (bronquios o bronquiolos).

La bronquiolitis está causada por diferentes tipos de virus, que también producen, en niños más mayores, catarros o enfermedades parecidas a la gripe, pero el Virus Respiratorio Sincitial (VRS) es su agente causal más común.

Los niños pequeños adquieren esta infección cuando entran en contacto con otras personas que la tienen. Generalmente, se contagian de otros niños (en guarderías o escuelas infantiles), de sus hermanos mayores o de otros miembros de la familia en los que la enfermedad se manifiesta como un simple catarro.

El virus se extiende cuando la persona infectada estornuda o tose, expulsando las secreciones que contienen el virus, y éstas entran en contacto con el niño directa o indirectamente (por ejemplo depositándose en la superficie de una mesa, juguete u otro objeto que el niño manipula y seguidamente se lleva a la boca o nariz).

¿Cuáles son los signos y síntomas?

Los síntomas empiezan a manifestarse a los días siguientes de coger el virus.

Suele comenzar como un catarro, con fiebre y congestión nasal. El virus se extiende a los bronquios y bronquiolos originando irritación y estrechamiento de estas vías respiratorias, lo cual provoca que el niño tosa y emita una especie de pitido (sibilancia) cuando respira. Además, el niño afectado respira más deprisa y con dificultad.

Por lo general, en esta fase la fiebre ya ha remitido, aunque en algunos casos puede persistir. La mayoría de los niños en estas condiciones tienen poco apetito, y los niños más pequeños pueden tener problemas incluso para mamar o tomar el biberón porque se cansan al no poder respirar bien.

Suelen dormir mal y se despiertan a menudo. Los pitidos remiten o mejoran en un periodo que va de los 3 a los 7 días, pero la obstrucción de la nariz puede durar más, y la tos persistirá hasta 1 ó 2 semanas.

La mayoría de los niños están enfermos durante una semana y después se recuperan. No obstante, en algunos esta infección puede dar lugar a problemas respiratorios en el futuro: Es muy frecuente que tras un episodio de bronquiolitis, sobre todo si el niño ha precisado hospitalización, durante los siguientes meses o incluso años, sus resfriados cursen con síntomas similares a los de la bronquiolitis inicial, es decir, tos con o sin fiebre, dificultad para respirar y pitidos en el pecho.

¿Qué tratamiento puede ayudarle?

En la actualidad, no existe ningún medicamento que facilite la curación de la bronquiolitis. Afortunadamente, la mayoría de los casos de bronquiolitis son leves y no requieren tratamiento profesional específico, pero los bebés afectados necesitan paciencia y cuidados para respirar; además de una hidratación constante en pequeñas tomas. Sin duda, será el pediatra quien deba valorar cual es el tratamiento más adecuado para cada caso.

Hay cuidados que podemos realizar en casa y que han demostrado ser de gran utilidad y muy efectivos para aliviar los síntomas que produce la bronquiolitis.

La supervisión clínica repetida por su pediatra ha demostrado ser especialmente positiva en las primeras 48-72 horas.

Toma nota de las siguientes recomendaciones:

  • Si el niño presenta fiebre, hay que administrar un antitérmico. En cada caso se dará el que haya indicado el pediatra.
  • Administrar líquidos de forma regular y en pequeñas tomas, para mantener una buena hidratación.
  • Realizar lavados nasales con agua de mar isotónica como Serimar TM, rica en oligoelementos, que ayudan a eliminar congestión nasal. Es recomendable utilizar un aspirador nasal que permita extraer el exceso de moco permitiendo que la nariz esté más despejada.
  • Eleva la cabecera de la cuna y colocamos al bebé un poco incorporado y boca arriba para que respire mejor.
  • Si tiene dificultad para mamar, tomar el biberón o comer, ofrécele tomas más pequeñas y más frecuentes. Piensa que, en estas condiciones, la ingestión de líquidos (agua, leche o zumos) es más importante que la de sólidos.
  • La tos ayuda a limpiar las vías aéreas por lo que no está indicado el uso de medicinas que supriman la tos, puede ser contraproducente.

Diez tips que ayudarán a prevenir la bronquiolitis al bebé:

  • Lávate las manos con frecuencia antes de tocar al niño.
  • ¡Bye, bye tabaco! No permitas que se fume cerca del bebé y presérvalo de los ambientes cargados.
  • Evitar que el niño esté en contacto con otros bebés enfermos.
  • Acuéstalo en una habitación individual, separado de otros hermanos.
  • Evitar mantener al bebé en lugares cerrados con gran concentración de personas.
  • Impedir el contacto con personas con síntomas de fiebre o enfermedad respiratoria.
  • No utilizar juguetes u objetos que hayan sido tocados por niños enfermos o con síntomas como tos, mocos, etc.
  • Lava bien los platos y biberones.
  • No dejes al alcance del bebé pañuelos usados.
  • No utilices las mismas esponjas o material de higiene de los mayores con el bebé.

Si la bronquiolitis aparece o ya os ha visitado, os recomendamos mucha paciencia y llevar a cabo las pautas que hemos dado anteriormente. Recordar que ante la mínima duda, consultad al médico.

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