Propiedades terapéuticas de los oligoelementos marinos
El agua de mar como fuente de vida contiene muchas propiedades beneficiosas para la salud. Gran parte de la responsabilidad de esas cualidades terapéuticas son debidas a los oligoelementos que están presentes en el agua de mar.
Si bien es cierto que el 80% de las sales minerales del agua de mar corresponden al cloruro de sodio, hay otras muchas sustancias presentes en el agua de nuestros mares y océanos.
Para entender sus funciones es importante saber, en primer lugar, qué los oligoelementos son elementos químicos indispensables para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, aunque están solo están presentes en pequeñas dosis en el mismo.
Por tanto, su concentración óptima es fundamental, ya que son necesarios para las reacciones bioquímicas que suceden en el organismo.
El agua de mar también contiene en su composición oligoelementos con propiedades terapéuticas, como estos seis:
- Sodio: regula el flujo de calcio en las células epiteliales y reduce la frecuencia de vibraciones de los cilios de la mucosa nasal.
- Potasio: promueve la reparación del epitelio respiratorio. Esto es fundamental después de haber sufrido la agresión de alérgenos o infecciones.
- Magnesio: impide la liberación de algunas sustancias, como la histamina, que liberan las células como respuesta inmunitarias ante, por ejemplo, las alergias.
- Azufre: forma parte de los aminoácidos y otras moléculas vitales como las encargadas del transporte del oxígeno, necesario para la regeneración celular. Es abundante en el pelo, la piel y las uñas.
- Cobre: tiene un efecto antiinflamatorio y antiinfeccioso frente a los virus.
- Hierro: tiene propiedades antioxidantes y favorece la función del sistema inmune. No hay que olvidar que el hierro está presente en la sangre y es responsable del suministro de oxígeno a las células del organismo.
Teniendo en cuenta esta composición tan valiosa, cuando se prepara una solución salina con agua de mar destinada al uso terapéutico es importante elegir bien la zona de la que se extrae. Asimismo es esencial mantener un control sobre el tratamiento que se aplica después, para garantizar que no pierda sus propiedades.