Guía para entender por qué se debilita tu sistema inmunitario
Uno de los principales factores que afecta al sistema inmunitario es la correcta alimentación. ¡Así que toma nota de estos consejos!
Estoy segura de que la mayoría de nosotros recordamos la serie Érase una vez el cuerpo humano. Entre todos los personajes animados destacaban como protagonistas Pedro y Kira, los responsables del sistema inmunitario. Estos conducían unas naves espaciales desde las que lanzaban montones de muñequitos voladores con antenas que neutralizaban a los “malos”: eran los anticuerpos. Por otro lado, estaban esos policías rechonchos y vestidos de blanco que abrían la boca y se tragaban a los virus y bacterias sin inmutarse: eran los macrófagos.
¿Cómo funciona el sistema inmunitario?
La simplificación de aquellos simpáticos dibujos animados no iba desencaminada. Por un lado, contamos con nuestra defensa “de andar por casa”, llamada inmunidad inespecífica o innata, que cuenta en sus filas con neutrófilos y macrófagos que son los encargados de fagocitar los gérmenes. Después tenemos una defensa más profesional, con memoria incluida, llamada inmunidad específica o adquirida que está compuesta por los linfocitos, los productores de anticuerpos.
La función del sistema inmunitario es montar guardia y defendernos del mal (ya sea zampándose a los malos o atacándoles de forma más sofisticada). Nuestros principales enemigos son:
- Los gérmenes: virus, bacterias, hongos, parásitos…
- Las sustancias tóxicas: el hígado y el riñón se encargan de la depuración pero siempre queda algo suelto por ahí.
- La basura: por ejemplo, células muertas y otras “porquerías” que pululan por el organismo.
¿Qué factores pueden afectar al sistema inmunitario? Muchos, muchísimos. Imagina el sistema inmunitario como el juego de los platillos chinos en los que hay varios platos girando en el aire y todos tienen que hacerlo a la vez. Si falla uno, se acaba el espectáculo.
Uno de los principales factores que afecta al sistema inmunitario es la correcta alimentación: si el palito que sujeta el plato es de mala calidad, se romperá y el plato se acabará estrellando contra el suelo.
Otros factores importantes son la mente y las emociones: si el que hace girar los palitos se pone nervioso y le tiembla el pulso, alguno de los platos también acabará en el suelo. Además del mental, el estrés físico también se suma a la fiesta.
¿Cómo afecta la alimentación al sistema inmunitario?
En primer lugar, influye la cantidad de energía que consumimos. Dietas por debajo de 1.200 kcal/día pueden disminuir el sistema inmunológico así que ¡ojo con las dietas milagro y exprés!
Por otro lado, tal y como veíamos en un post anterior, la obesidad tiene consecuencias y supone un riesgo tanto para la salud como la desnutrición. En este caso, el aporte excesivo de energía también puede alterar la función inmunológica. Además, las personas obesas son más propensas a desarrollar enfermedades cardiovasculares, relacionadas con alteraciones de la inmunidad.
En segundo lugar, es importante prestar atención al consumo de ciertas vitaminas y minerales ya que forman parte del engranaje inmunitario. Sin ellas, la máquina no es capaz de funcionar correctamente. Las personas con deficiencia de micronutrientes como la vitamina A, ácido fólico, vitamina B6, vitamina B12, vitamina C, vitamina E, hierro, zinc, cobre y selenio pueden estar más predispuestas a sufrir infecciones.
No podemos olvidar los ácidos grasos omega-3, ya que se considera que su empleo puede ser beneficioso en procesos inflamatorios y enfermedades autoinmunes.
¿Los factores psicológicos afectan al sistema inmunitario?
Así es. Y, de hecho, la relación bidireccional que existe entre mente y emociones con el sistema inmunitario es estudiada por una rama de la ciencia llamada psiconeuroinmunología.
El sistema nervioso regula las secreciones de hormonas, adrenalina y serotonina, pero, si estas secreciones se ven afectadas por el estado psicológico de la persona, el resultado es un peligroso cóctel. Precisamente otro de los factores que también incide en la función inmunitaria es el ritmo vigilia/sueño que puede verse alterado por todos estos compuestos.
El estrés y las emociones negativas pueden afectar a la inmunidad de nuestro organismo Share on XUna vida marcada por el estrés permanente y por emociones de carácter negativo puede afectar a la inmunidad de varias maneras. Por ejemplo, el estrés crónico no es el mejor aliado de los linfocitos ya que inhibe su respuesta y hace a quien lo padece más proclive a presentar infecciones como catarros, gripe y resfriado o incluso procesos cancerígenos. Por el contrario, picos de estrés agudo pueden hiperactivar la respuesta inmunitaria y empeorar enfermedades autoinmunes, alergias o asma.
Conclusión: keep calm and carry on
O mejor dicho, a la española: “Tranquilidad y buenos alimentos”. El equilibrio tanto a nivel psicológico como nutricional es clave para mantener el sistema inmunitario a punto de revista. Si crees que alguno de estos dos pilares está fallando actualmente en tu vida, no dudes en recurrir a un profesional sanitario en busca de ayuda.
Puede que Pedrito, Kira y los policías glotones de Érase una vez el cuerpo humano se hayan despistado un poco y los virus estén merodeando tu vida pero, con las correctas indicaciones a tiempo, es posible volver a la normalidad.
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