Sueño en bebés y niños y trastornos de sueño infantil, ¿qué podemos hacer?

Sueño en bebés y niños y trastornos de sueño infantil

Con la ayuda de Silvia Torrent, enfermera en la Unidad de Medicina del Sueño del Dr. Albares, en el Centro Médico Teknon de Barcelona, vamos a conocer las características del sueño en bebés y niños, así como los trastornos de sueño infantil más habituales.

La evolución del sueño a lo largo de la vida va cambiando y, según demuestran múltiples estudios, está relacionado con la maduración del sistema nervioso central.

Evolución del sueño en bebés y niños

Al inicio de nuestra vida, el sueño evoluciona de una forma bastante rápida. Es llamativo ver cómo, durante el embarazo, empezamos a distinguir características de sueño en el feto.

Desde la semana 16 intraútero empezamos a observar los movimientos oculares rápidos característicos de una futura fase REM del sueño y, a partir de la semana 20 intraútero podemos diferenciar entre dos estados, el activo y el pasivo, cuyo ciclo completo tiene una duración aproximada de 50 minutos.

En el recién nacido, el sueño corresponde al 80% del tiempo, ocupando éste entre 16 y 19 horas, despertándose cada 2-3 horas para comer.

El inicio del sueño del recién nacido se denomina sueño activo, el bebé parece estar inquieto, respira irregularmente, se mueve y emite ruidos. No debemos interrumpirle, puesto que romperíamos su sueño normal y dificultaríamos su maduración. Tras 30-40 minutos de sueño activo, el bebé entra en sueño profundo, conocido como sueño tranquilo, en el que está completamente relajado y respira suave y profundamente.

Sobre los dos meses de edad, los bebés van alargando más el sueño nocturno y alrededor de 3-4 meses, la mayoría, duermen unas 5 horas seguidas, aunque siguen siendo habituales los despertares nocturnos

A los 6 meses de edad se empieza a establecer el ritmo circadiano y se establece un patrón de sueño mayoritariamente nocturno, puesto que la necesidad de ser alimentado con frecuencia disminuye, lo que favorece la maduración del sueño.

A esta edad es importante empezar a establecer rutinas presueño que ayudaran a la maduración cerebral del niño:

  • Cenar a la misma hora cada noche.
  • Baño por la noche (antes o después de la cena).
  • Ponerle el pijama.
  • Eliminar estímulos visuales y evitar actividades que activen al bebé dos horas antes de su hora de ir a dormir.
  • Meterle en la cama con sueño, pero despierto para que aprenda a dormirse solo.

Desde esta edad es muy importante separar alimentación y sueño, evitando que el niño se duerma mientras toma un biberón y que relacione comer con dormir (a partir del año, el bebé ya no debería comer nada durante toda la noche).

Los bebés entre 6 y 12 meses suelen despertarse durante la noche. Cuando esto ocurre, debemos acudir a comprobar que es lo que ocurre y consolarlo, pero no se recomienda sacarlo de la cuna. Debemos trabajar con ellos el apego seguro y actuar siempre de la misma manera, estableciendo límites, y ayudarle a que concilie el sueño de nuevo por sus propios medios.

A partir de los 6 años, los niños ya deben ser capaces de dormirse de forma natural, sin presentar resistencia a la hora de ir a la cama. Si se despiertan durante la noche, también deben ser capaces de dormirse por sí solos sin necesidad de despertar a los padres.

Sueño en bebés y niños y trastornos de sueño infantil, ¿qué podemos hacer?

Trastornos de sueño infantil más habituales

Cada vez atendemos en consulta más niños que presentan algún tipo de trastornos del sueño. Éstos, además de afectar al comportamiento del niño y a su estado de ánimo, altera sus funciones cognitivas, disminuyendo su capacidad de retentiva y su memoria, lo que afecta mucho a su rendimiento académico.

Los síntomas que deben llamarnos la atención para consultar ante un posible trastorno de sueño infantil son:

  • Mal rendimiento escolar. Accidentes frecuentes.
  • Hiperactividad, trastorno del comportamiento y agresividad que mejoran con el descanso.
  • Dolores de cabeza por la mañana.
  • Somnolencia diurna excesiva (en mayores de 5 años).
  • Despertares frecuentes durante el sueño (3-5 durante la noche, más de 3 noches por semana en mayores de 1 año).
  • Resistencia a irse a la cama, llanto al acostarse.
  • Tardar más de 30 minutos en dormirse.
  • Ronquido nocturno, pausas respiratorias y / o respiración bucal.
  • Dificultad para despertarse por las mañanas o excesiva irritación al despertar.

Los trastornos de sueño infantil más habituales son:

Insomnio infantil

Un 30% de los niños de entre 6 meses y 5 años sufre de insomnio infantil. De este 30%, el 5% es por causas médicas (habitualmente en pacientes con trastornos del espectro autista u otros trastornos del neurodesarrollo) y el otro 25% es por un tema conductual, es decir, por higiene del sueño inadecuada o un mal aprendizaje del hábito del sueño.

En los casos conductuales con una intervención reeducativa solemos solucionar el problema.

Sonambulismo, pesadillas, terrores nocturnos

Son trastornos de la conducta que tienen lugar durante el sueño o en el momento de transición sueño-vigilia. Suelen tener una influencia genética.

Síndrome de apnea obstructiva del sueño

El síndrome de apnea obstructiva del sueño se caracteriza por la presencia de apneas (paradas respiratorias por obstrucción total de la vía aérea) o hipopneas (obstrucción parcial de la vía aérea), acompañadas de ronquidos y pequeños despertares que fragmentan el sueño.

Las apneas provocan que los niños, durante el día, sufran somnolencia, cansancio, dolor de cabeza, irritabilidad, y otros muchos síntomas.

Pueden estar provocadas por factores anatómicos (amígdalas grandes), por lo que una exploración correcta de la vía aérea será imprescindible, además de un estudio del sueño, para valorar el tratamiento más adecuado.

Movimientos rítmicos relacionados con el sueño

Suelen sufrirlos hasta el 59% de los lactantes y este porcentaje disminuye al 5% alrededor de la edad de 5 años. En niños con autismo y trastornos del neurodesarrollo, suelen persistir en el tiempo.

Consiste en la realización de movimientos rítmicos y repetitivos, tipo balanceo del cuerpo, asociado a veces a ruidos guturales, que realizan los niños en el momento de conciliar el sueño. Suelen durar unos minutos, aunque hay casos en que duran horas.

La educación de los buenos hábitos de sueño desde bien pequeños, es la mejor medida preventiva de futuras alteraciones del sueño. Es más fácil instaurar hábitos, poco a poco y desde el inicio de la vida, que intentar corregir una alteración de sueño.

Nosotros ya estamos preparando nuestra lista de buenos hábitos de sueño para los más pequeños de la casa, porque Yo Elijo Cuidarme, ¿y tú?

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