Sueño en la tercera edad: patrones, trastornos de insomnio e higiene

Sueño en la tercera edad: alteraciones y soluciones

En la tercera edad, a medida que nos vamos haciendo mayores, la calidad de nuestro sueño va disminuyendo, afectando a la salud y calidad de vida y lo vamos a analizar en detalle con la ayuda de Silvia Torrent, enfermera en la Unidad de la Medicina del Sueño del Doctor Albares en la clínica Teknon de Barcelona.

El deterioro del sueño es, en parte, normal por el propio proceso de envejecimiento que suele afectar a la duración y a la continuidad del sueño, aunque en otros casos hay que sumarle la presencia de un trastorno del sueño como puede ser el insomnio (asociado a enfermedades como el Alzheimer o a ciertas medicaciones dadas frecuentemente en pacientes mayores) o el síndrome del adelanto de fase del sueño, también muy común en esta etapa de la vida.

Trastornos del sueño en la tercera edad

El sueño en los mayores se caracteriza por:

  • Disminución de la duración del sueño durante la noche.
  • Aumento de siestas diurnas.
  • Sueño fragmentado, con mayor número de despertares durante la noche.
  • Disminución de la capacidad de recuperación del sueño tras periodos en los que éste se ha visto reducido (sea cual sea el motivo).
  • Sueño más superficial.
  • Tendencia a un sueño nocturno más adelantado y a un despertar precoz (Síndrome del Adelanto de Fase).
  • Mayor queja de mala calidad de sueño.

A lo largo del proceso de envejecimiento se producen cambios en la macro y microestructura del sueño. El cambio más importante se observa en el sueño no REM, con una disminución importante del sueño profundo (Fase 3).

Las alteraciones en el sueño pueden tener repercusiones importantes en los adultos mayores derivando, en ocasiones, en episodios depresivos, aumento de la frecuencia de caídas, empeoramiento de la memoria y la atención, enlentecimiento de la respuesta motora provocando, todo ello, una disminución de la calidad de vida.

El trastorno más prevalente es el insomnio, relacionado con otras patologías propias de la edad. Lo clasificamos en tres tipos:

  • Insomnio agudo: de aparición en los últimos 3 meses.
  • Insomnio crónico: los síntomas están presentes al menos 3 veces por semana durante más de 3 meses.
  • Otros tipos: comprenden aquellas quejas por parte del paciente para iniciar o mantener el sueño y que no cumplen los criterios anteriores.

Causas de los problemas del sueño

En cuanto a las causas del insomnio, podemos distinguir entre:

  • Factores predisponentes: sexo, edad, estado de salud, causas genéticas.
  • Factores precipitantes: lo más comunes se relacionan con situaciones estresantes.
  • Factores perpetuantes: relacionados, principalmente, con el miedo a no dormir que se desarrolla a partir de uno o varios episodios de insomnio agudo.

Sueño en la tercera edad: patrones, trastornos de insomnio e higiene

Consecuencias en personas mayores

Este trastorno provoca en los pacientes:

  • Alteraciones que ocasionan déficits en sus funciones diarias.
  • Fatiga o malestar general.
  • Pérdida de memoria, dificultad de concentración o de atención.
  • Disminución de la interacción social.
  • Cambios en el estado de ánimo (causa secundaria más frecuente de insomnio en esta franja de edad).
  • Somnolencia diurna.
  • Disminución de la motivación y la energía.
  • Tensión arterial elevada, cefalea y sintomatología gastrointestinal.
  • Preocupación.

Además del insomnio, otros trastornos característicos en los adultos mayores son:

  • Síndrome de movimientos periódicos de extremidades durante el sueño o el Síndrome de Piernas Inquietas, caracterizado por el movimiento anormal de brazos y/o piernas antes y durante el sueño, fragmentándolo y disminuyendo la calidad de éste (algunos medicamentos puede causar este síndrome, por lo que es importante realizar un correcto diagnóstico diferencial).
  • Alteraciones del ritmo circadiano: el ciclo vigilia-sueño se altera. Distinguimos entre:
    • Adelanto de fase (frecuente en personas mayores).
    • Retraso de fase (más frecuente en otras etapas de la vida como, por ejemplo, el sueño en la adolescencia).
  • Apnea obstructiva del sueño: paradas respiratorias durante el sueño que se producen por colapso de la vía aérea. Una de las causas puede ser la excesiva relajación de la musculatura orofaríngea. A medida que nos vamos haciendo mayores la musculatura pierde tonicidad y esto puede propiciar la apnea del sueño. Además, algunos fármacos de uso habitual pueden empeorar la apnea.

Diagnóstico de problemas del sueño en la tercera edad

Para diagnosticar un trastorno del sueño es importante realizar una buena historia clínica al paciente y, en algunos casos, realizar una polisomnografía nocturna (estudio del sueño) para descartar organicidad en el trastorno.

Trabajar con el paciente una correcta higiene del sueño es importante para corregir o prevenir un trastorno del sueño.

Las medidas de higiene del sueño son:

  • Mantener un horario fijo de acostarse y levantarse, incluidos los fines de semana. Es importante tener en cuenta que a la cama hay que ir con sueño, así que, independientemente de la hora a la que se vaya a dormir, se mantendrá fija la hora de levantarse.
  • Evitar mirar la TV, leer, escuchar la radio, comer, etc., en la cama.
  • Repetir cada noche una rutina para prepararme física y mentalmente para ir a dormir.
  • Retirar los relojes de la habitación y evitar mirar la hora en los despertares. Mirar la hora provoca ansiedad y la sensación que la noche se hace más larga.
  • Permanecer en la cama el tiempo de sueño. Permanecer durante mucho tiempo en la cama aumenta la posibilidad de que se produzca un sueño fragmentado y superficial.
  • Evitar las siestas o realizar una que no supere los 30 minutos.
  • Limitar el consumo de líquidos por la tarde, para evitar despertares para ir al baño. Asimismo, evitar bebidas con cafeína, alcohólicas o con grandes cantidades de azúcar ya que todas ellas producen alteraciones en el sueño.
  • Realizar ejercicio diario (al menos 30-40 minutos), preferiblemente por la mañana y al aire libre.
  • Aumentar la exposición a la luz solar.
  • Mantener una temperatura agradable en la habitación y dormir a oscuras o con el mínimo de luz posible.
  • Cenar dos horas antes de ir a la cama. No tomar chocolate, grandes cantidades de azúcar ni líquidos.
  • Si se despierta durante la noche, no se levante a comer nada.

Debemos estar atentos a cómo descansan nuestros mayores, preguntándoles por su sueño en la tercera edad y, si existe queja por parte de la persona, consultar con un especialista.

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