Limpieza facial, ¡agua a 30º y otros consejos!
A pesar de haber escuchado toda la vida que debemos hacer la limpieza facial con agua fría, 30 grados es la temperatura perfecta para la higiene de cara. ¡Conoce los consejos de expertos!
Siempre nos han dicho que tenemos que lavarnos el rostro con agua fría para mantenerlo joven. ¡Falso! La temperatura idónea ronda los 30 grados. Te contamos por qué y qué limpiadora deberías utilizar según tu tipo de piel.
¿Qué pasa en nuestra piel cuando usamos agua fría? Te sonará eso de que es mejor acabar la ducha con un chorro de agua fría para activar la circulación, después de lavarnos el pelo para cerrar bien las cutículas de la fibra capilar o de limpiarnos la cara para el cuidado de la piel y mantenerla más joven.
Uno de los defensores del poder del agua fría es el médico naturista alemán Sebastián Kneipp (1821-1897) quién escribió en su día un tratado sobre esta y sus usos medicinales. De hecho, él mismo consiguió curarse de una tuberculosis con baños de agua fría del Danubio y haciendo caminatas descalzo sobre el rocío de la mañana, cuando los médicos le daban por imposible. Pues bien, no solo no se pilló una buena neumonía sino que se curó y consiguió vivir 50 años más.
También es cierto que el agua fría tiene propiedades estimulantes, activa la circulación y tonifica los músculos, sino que se lo pregunten a los futbolistas y deportistas de élite a los que ahora les ha dado por sumergirse en agua fría –se conoce como “baños de hielo”, criosaunas o crioterapia- para recuperarse después de los entrenamientos intensos. El futbolista Cristiano Ronaldo o el tenista Andy Murray lo hacen. Y parece efectivo.
El agua fría reduce el dolor, elimina la fatiga y el cansancio en general, y acelera la recuperación. Share on XEn lo que a la limpieza facial se refiere el agua fría tiene un efecto astringente y reafirmante, que es idóneo para la higiene de pieles normales con flacidez o mixtas con los poros abiertos.
Raquel González, directora técnica de Perricone, opina que el agua fría está bien como sustituto de los alcoholes desnaturalizados que se utilizan en las pieles grasas y con tendencia acnéica. “Hay dos formas de cerrar y contraer un poro; bien con alcoholes desnaturalizados que lo que hacen es deshidratar la piel; bien con agua fría. En este sentido el agua sería mucho más natural e igual de efectiva”, asegura. Y también tiene su utilidad para cerrar el ritual de limpieza facial y cerrar los poros.
Sin embargo, el uso del agua fría no goza de las mismas propiedades cuando se trata de pieles sensibles o acnéicas. Incluso puede ser contraproducente.
“Lo primero y más evidente es que no conseguiremos eliminar toda la suciedad, ya que el agua fría la endurecerá y hará más difícil que se desprenda del tejido”, explica Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza, y añade que “el único efecto que puede parecer positivo del agua fría es la contracción del rostro, pero en pieles sensibles con capilares dilatados los contraerá y puede provocar que incluso se rompan”.
De hecho, continúa diciendo que “en pieles acnéicas puede dar sensación de alivio del dolor, pero cuando la piel vuelve a su temperatura habitual en pocos minutos, la vasoconstricción se convierte en vasodilatación por el cambio de temperatura, produciendo una mayor segregación de sebo”.
¿Es mejor la limpieza facial con agua caliente?
Pues también tiene sus luces y sus sombras. Es cierto que el agua a altas temperaturas ofrece sus propios beneficios. Puede abrir el folículo piloso antes de una depilación y facilitar la extracción de vello, así como la apertura de los poros cuando están demasiado obstruidos, y posibilitar la eliminación de puntos negros y espinillas.
Además, la limpieza facial con el agua a una temperatura alta hace más fácil disolver los restos grasos que quedan sobre la piel a lo largo del día: grasa, sudor, fotoprotección y la contaminación en la piel. No solo eso, la única manera de retirar el maquillaje es con agua caliente: emulsiona mejor con el maquillaje y retira mucho mejor y con mayor rapidez los pigmentos.
Durante la higiene facial, el agua caliente facilita la eliminación de grasa, puntos negros y espinillas. Share on XAhora bien, agua caliente no significa ponerla a 40º como hacen algunas personas. “Me encuentro con un montón de gente que tiene la piel rugosa, enrojecida, deshidratada, muy alterada y ‘escaldada’. En todas ellas hay un denominador común: la temperatura del agua está muy alta, entre 37º y 40º”, denuncia González.
Y es que, lo único que conseguimos a altas temperaturas es eliminar los aceites naturales y nutrientes de la piel (ceramidas y ácidos grasos). Esto produce una deshidratación e hipersensibilización cutánea, termina rompiendo los capilares y provocando una dermatitis atópica o una rosácea.
Así, tanto el agua fría como la caliente son desaconsejadas para realizar una correcta limpieza facial. Las fluctuaciones de temperatura no son buenas para la piel, en particular para las que tienen tendencia acnéica porque provocan más sebo o para aquellas que presentan capilares rotos, ya que producen más sensibilidad.
Limpiar de cara, ¿cuál es la temperatura idónea?
En definitiva, la temperatura ideal para realizar una correcta limpieza facial tiene que ser templada, entre 26º y 30º. No es necesario que andes con el termómetro, con que la notes tibia es suficiente.
Puede parecer un símil extraño, pero igual que una lavadora limpia mejor nuestra ropa a partir de los 30ºC, con nuestro rostro ocurre lo mismo. Es la temperatura perfecta para limpiar nuestra cara en profundidad sin desequilibrar los niveles óptimos de nutrientes que mantienen nuestra piel saludable. Y esta temperatura sería la idónea para cualquier tipo de piel.
Otros consejos para la correcta limpieza facial
Ya sabemos la temperatura idónea, pero, ¿es esto suficiente para limpiar nuestro rostro en profundidad y no eliminar nutrientes naturales? ¡No, no y no! Toma en cuenta los siguientes puntos:
Limpieza según la piel que habitas
Aparte del agua es importante que aciertes con los cosméticos que compras para realizar tu limpieza facial diaria.
De hecho, en los productos de limpieza es dónde más dinero debemos invertir. Una buena limpiadora debe oxigenar el tejido, tener efecto antipolución e hidratar la piel. ¿Quieres acertar con ellos? ¡Pues conoce tu piel!
Mixta o grasa
Si tu piel es mixta o grasa te interesa utilizar productos de limpieza que en su fórmula incorpore arcillas y/o fangos que tienen la capacidad de absorber el exceso de grasa y tienen acción arrastre.
Así como mentol o alcanfor porque dejan sensación de limpieza y un efecto muy refrescante en la piel.
Acnéica
Si tu piel es más bien grasa y con tendencia acnéica, tu limpiadora debe incorporar activos bacterioestáticos o profilácticos, como el aceite de árbol de té, el romero o la clorhexidina. Estos inhiben la proliferación bacteriana.
También las limpiadoras con AHA’S como el ácido salicílico te ayudarán a eliminar las células muertas, cuidar la piel, que se regenere y que no se obstruyan los poros.
Seca
“La manteca de cacao, el aceite de jojoba, el de almendras, cáñamo o cártamo y el escualeno, son activos que contribuyen a restablecer la grasa de la piel”, según la directora técnica de Perricone.
También el ácido láctico, por ejemplo, regenera la acción de las ceramidas, unos lípidos que están presentes en las membranas celulares y que forman una capa protectora que “rellena” y retiene la humedad cutánea.
Sensible
Si este es tu caso debes de sumarte a la ley del menos. “Menos tiempo, menos calor, menos fricción y menos producto”.
A estas pieles les van bien las limpiadoras suaves, como las aguas micelares que te evitan el uso del tónico, y a ser posible que lleven savia orgánica, extracto de romero o niacinamida.
Normal
¡Estás de enhorabuena! Estas pieles pueden usar lo que quieran siempre y cuando no eliminen el manto hidrolipídico cutáneo por lo que es interesante evitar las soluciones con jabón y sulfatos.
Pigmentada
Las pieles con manchas merecen mención aparte. Recientemente se ha descubierto que hay nuevas cadenas de polihidroxiácidos, como el ácido lactobiónico o el resveratrol, que tienen altas propiedades despigmentantes.
Al estar incorporados en las fórmulas de limpieza podemos evitar desde el primer momento de nuestro ritual de belleza la formación de manchas. Algo que también logran el ácido láctico y el ácido fítico.
Acierta con la textura de tu limpiador facial
¿Y qué pasa con las texturas de tus productos de limpieza? ¿Cuál deberías escoger? Porque la variedad es amplia.
Pastillas y geles
Las texturas espumosas están más enfocadas a las pieles grasas o con tendencia acnéica, que necesitan un arrastre mayor y una limpieza más profunda. Son una de las opciones más elegidas por los hombres por su practicidad.
Eso sí, procura que estén libres de detergentes y sulfatos para no irritar la piel.
Leches
Están más destinadas a las pieles secas que necesitan recibir hidratación durante la limpieza para conseguir una piel confortable, flexible e hidratada. Ideal para esos momentos en los que sientes que necesitas algo más que una simple limpieza.
Si quieres saber más, en otro artículo te damos algunos consejos para mejorar la hidratación de la piel madura.
Mousses
La acción de estas es más suave y delicada por lo que estarían más indicadas en pieles sensibles y reactivas. Procuran una sensación de más mimo en la limpieza, son más neutras.
Bálsamos
Cada vez tienen más adeptos. Son limpiadoras más densas y oleosas, que al contacto con el propio calor de la piel o la manipulación mediante masaje sobre esta se transforman en aceites.
Es el producto recomendado en el primer paso de la doble limpieza, ya que tiene una mayor afinidad con la suciedad más resistente. Es conocido por ser unos de los desmaquillantes más eficaces del mercado.
Aguas micelares
Estas van bien en todo tipo de piel. Eso sí, como complemento, no como un producto único. Por sí solas no consiguen una limpieza profunda, estarían indicadas para limpiar la piel por la mañana y retirar los excesos de la noche; o bien cuando terminamos nuestra sesión en el gimnasio y necesitamos retirar el sudor y refrescar la piel.
Por último, hay algunas cosas más que deberías tener en cuenta para llevar a cabo una correcta higiene facial.
¡No te excedas ni obsesiones! El lavado excesivo se carga el manto hidrolipídico de la piel. El agua que cae por la mañana cuando te duchas no es la solución perfecta para tu higiene facial. Tampoco lo son los chorretones de champú o la esponja impregnada de gel.
Este es un error común y después nos encontramos con pieles destrozadas. La ducha es el momento idóneo del día para limpiarnos bien la piel, por eso recomiendo tener nuestro producto de limpieza en la ducha y aplicarlo mientras actúa el acondicionador en nuestro cabello. Se recomienda hacerlo dando un pequeño masaje para que penetren bien los activos de la limpiadora.
Estamos llegando al final de estos consejos para tu higiene facial, ¿quieres saber más? En ese caso, te recomiendo que eches un vistazo a estos otros fantásticos consejos:
- 5 alimentos que mejorarán el estado de tu piel
- Alimentos para luchar contra el envejecimiento de la piel
- ¿Cómo podemos frenar el envejecimiento de la piel?
- Conoce todo sobre la piel en la menopausia
¿Ya tienes claro cómo debes hacer una correcta limpieza facial? ¡Pues manos a la obra! Pero antes, recuerda contarle esto a todos tus contactos en las redes. ¡Tienen que dejar de estropearse la cara!
Nosotros ya vamos a ver si el agua está ya templada, porque Yo Elijo Cuidarme, ¿y tú?
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¡Muy buenas consideraciones para llevar a cabo una correcta limpieza facial! Sin duda, estamos ante un tratamiento imprescindible en cualquier rutina de belleza para lucir una piel brillante y saludable.
Hola Miki, muchas gracias por tu comentario y por leernos, un abrazo!