¿Qué tienen que ver la cistitis y la candidiasis?

Cistitis y candidiasis, el círculo vicioso

Desde Yo Elijo Cuidarme te contamos todo lo que necesitas saber sobre la relación entre la cistitis y la candidiasis y cómo tener buenos hábitos para evitar que aparezcan.

La cistitis y la candidiasis son dos problemas de salud íntima por los que prácticamente todas las mujeres han pasado en algún momento de su vida. Hay épocas del año en las que se sufre más cistitis, como el verano, por ejemplo, cuando pasamos tiempo con el bañador mojado; o en invierno, cuando pasamos frío. Sin embargo, hay mujeres que tienen una mayor predisposición y sufren cistitis todo el año con facilidad.

Cuando hablamos de infecciones urinarias, las de las vías bajas son las que mayor incidencia presentan, llegando a un 80 %, siendo la cistitis, la más frecuente en mujeres. Esta mayor frecuencia se debe a la anatomía del sistema urogenital de las mujeres, dado que queda más expuesto a la presencia de bacterias patógenas. Esta incidencia, además, aumenta con el paso del tiempo.

Se estima que una de cada cinco mujeres padecerá, como mínimo, una infección urinaria en su vida, siendo más probable que suceda tras la menopausia. ¿Por qué? Porque la menopausia ocasiona un cambio hormonal, en concreto un déficit de estrógenos, lo que promueve un desequilibrio en la microbiota, lo cual la hace más vulnerable a infecciones.

En el caso de la candidiasis, es más habitual que se desarrolle cuando se realiza un tratamiento de antibióticos, se sigue una alimentación muy rica en azúcares, o, por ejemplo, cuando tenemos la menstruación.

Casi toda mujer sufre al menos una vez en su vida de cistitis o candidiasis. Share on X

Relación entre la cistitis y la candidiasis

Para entender su relación, primero debemos conocer qué es la cistitis.

La cistitis es una infección de las vías urinarias inferiores, que puede llegar a ser grave si no se trata y se propaga hasta las vías urinarias superiores. Se desarrolla por el sobrecrecimiento de baterías patógenas en las vías urinarias, la más habitual es la Echerichia Coli, bacteria fecal. También, aunque en menor medida, hay otras bacterias que pueden ocasionar infecciones de orina, como la Proteus sp. y por S. saprophyticus, más comunes en mujeres con una vida sexual activa.

En cambio, la candidiasis es una infección de la vagina ocasionada por un hongo llamado Candida Albicans. Este hongo lo tenemos de forma natural en el organismo, sobre todo en la boca, la piel y el aparato genital, pero cuando crece de manera descontrolada se produce la infección.

Los síntomas de la cistitis y la candidiasis son similares, pero algunos difieren, lo que permite identificar a cada una de ellas. Share on X

Cómo saber si tengo cistitis o candidiasis

Para identificar cada una de las infecciones, podemos guiarnos por los síntomas que ocasiona cada una de ellas.

Síntomas de la candidiasis

  • Malestar con picor e irritación en la vagina y la vulva.
  • Flujo vaginal blanquecino o amarillento, y espeso, similar a un queso grumoso.
  • Dolor al orinar.
  • Molestias durante las relaciones sexuales.
  • Inflamación, ardor y picor.
  • Sarpullido.

Síntomas de la cistitis

  • Constante sensación de miccionar.
  • Orinar pequeñas cantidades, pero con mucha frecuencia.
  • Ardor al orinar.
  • Hematuria, es decir, sangre en la orina.
  • Molestias en la zona pélvica, y presión abdominal.
  • Orina de olor fuerte y turbia.
  • Fiebre.
Para tratar la cistitis puede ser necesario el uso de antibióticos, lo cual daña la microbiota y nos hace más susceptibles a infectarnos por cándida. Share on X

¿Qué tienen que ver la cistitis y la candidiasis?

Tratamiento para la cistitis y la candidiasis

El primer tratamiento médico para la cistitis es el uso de antibióticos, suelen prescribirse las quinolonas, aminoglucósidos, aminopelicilinas, etcétera. Pero estos tratamientos tienen el inconveniente de que a la par que paran la infección urinaria dañan la microbiota.

Los tratamientos con antibióticos perjudican la riqueza y cantidad bacteriana de la microbiota de nuestro organismo, tanto a nivel intestinal como vaginal, derivando en una disbiosis y exponiéndonos a otras infecciones. Justo esto es lo que suele pasar con la candidiasis, que suele aparecer con gran frecuencia tras el uso de antibióticos.

Teniendo en cuenta que las infecciones urinarias son las segundas más frecuentes tras las respiratorias, el uso continuado de antibióticos para su tratamiento expone, sobre todo a las mujeres, a una mayor predisposición a la infección por cándida.

¿Y qué podemos hacer? El tratamiento de la cistitis y la cándida se debe abordar desde varias vías, el medicamentoso (antimicóticos y antibióticos), las prácticas higiénicas, la alimentación, así como la ayuda de complementos.

Si se van a tomar antibióticos para tratar esta infección, se recomienda siempre acompañar con un probiótico. Además, en el caso de la cistitis, hay un azúcar que ha demostrado que ayuda a la efectividad del tratamiento antibiótico, la D-manosa.

LA D-manosa es un monosacárido, que impide que las bacterias se adhieran a las paredes de las superficies urinarias, con un potente poder. Lo que hace la D-manosa es unirse al E.coli de modo que ocupa las cimbrias (una especie de pelitos) que ayudan a la bacteria a unirse a las paredes celulares y causar la infección.

Al no dejar a la bacteria adherirse a la superficie, conseguimos que tanto la bacteria como la D-manosa se eliminen a través de la orina, reduciendo la infección hasta su eliminación. Como ayuda a la acción de la D-manosa es importante beber agua en abundancia.

Aunque es un azúcar, se ha observado que no influye negativamente en la microbiota vaginal, y es apta para personas diabéticas. Además, parte de su efectividad se debe a que, tras su consumo, llega en gran concentración a los riñones y resto de vías urinarias, dificultando la adhesión de las bacterias patógenas en estos órganos. Se ha estudio su gran efectividad, sobre todo en infecciones urinarias recurrentes.

Los probióticos nos protegen de los efectos de la toma de antibióticos al tratar la cistitis o la candidiasis. Share on X

Probióticos para tratar las infecciones

Podemos hablar de probióticos que nos pueden ayudar a tratar la microbiota urinaria, como son las cepas Lactobacillus rhamnosus, Lactobacillus reuteri y Lactobacillus Crispatus. Estas bacterias colaboran en el desplazamiento de las bacterias patógenas que pueden colonizar las vías urinarias y causar infección.

Además, al tratar la cistitis con antibióticos, ocasionamos una degradación de la microbiota tanto intestinal como vaginal. Por ello, es preferible prevenir y tomar probióticos específicos que ayudan a prevenir las disbiosis. Las cepas más efectivas para evitar dicha disbiosis por antibióticos son el Lactobacillus plantarum, el Bifidobacterium breve, así como la levadura Saccharomyces boulardii.

Hay diversos probióticos entra los que elegir con el fin de cuidar la microbiota urinaria. Share on X

¿Qué conseguimos con los probióticos?

Tomando probióticos junto al tratamiento de la cistitis conseguimos reforzar el tratamiento de los antibióticos, de la D-manosa y frenar las posibles disbiosis que pueden desencadenar la proliferación de la cándida.

Por otro lado, si ya se tiene una infección por candidiasis, existen varias bacterias con actividad antagónica frente a ella. Estas controlan mejor al hongo debido a que compiten contra él a la hora de adherirse a las mucosas y, además, producen ciertas sustancias con capacidad de inhibición del hongo, es decir, lo desplazan y lo desactivan.

El Lactobacillus sp. Y el Streptococcus thermophilus, son los más empleados para combatir la cándida, pues mejoran los síntomas y reducen las reinfecciones. Si, además, la cándida ha afectado al aparato digestivo, la levadura Sacharomices Boulardii, evita la adhesión a las células intestinales.

Hay bacterias que compiten con el hongo de la candidiasis y evitan su proliferación. Share on X

En definitiva, ambas infecciones están muy relacionadas en cuanto a síntomas, factores de riesgo por su aparición, e incluso en cuanto a tratamientos. Intenta anticiparte y prevenir la infección al menor síntoma.

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